Muchos inversores están comprensiblemente nerviosos por lo que pueda significar el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca para los esfuerzos de sostenibilidad en Estados Unidos y en el resto del mundo.
Ha prometido retirar a EE. UU. del Acuerdo de París sobre el clima una vez más, ha amenazado con desmantelar la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) -el proyecto emblemático de sostenibilidad del presidente Joe Biden- y probablemente debilitará la Agencia de Protección Ambiental del país.
Se espera que la administración Trump aumente la exploración de petróleo y gas en terrenos federales, así como que imponga aranceles más altos a la tecnología limpia importada.
Normativa ESG
Un oscuro nubarrón se cierne sobre la última normativa ESG del Departamento de Trabajo de EE.UU., que ha tenido que sortear múltiples impugnaciones en los tribunales estatales incluso antes de las elecciones.
Esta norma facilita que los gestores de fondos tengan en cuenta factores medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) a la hora de seleccionar inversiones para las pensiones.
Lo más probable es que Trump haga retroceder el reloj hasta 2020 y vuelva a una norma anterior del Departamento de Trabajo que era más restrictiva para los inversores, pero que seguía alineada con las prácticas aceptadas de integración de los factores ESG basadas en la materialidad.
Esa es parte de la razón por la que creemos que la inversión ESG todavía puede tener éxito a pesar de un entorno político nacional menos favorable. Los inversores centrados en la sostenibilidad sobrevivieron a una era Trump anterior. Si bien los próximos cuatro años más o menos serán sin duda difíciles, volverán a hacerlo.
Analicemos más detenidamente cuatro sectores -tecnológico, sanitario, industrial y de servicios públicos- que son populares en las carteras de inversión debido a sus características positivas de sostenibilidad.
Tecnología
En el sector tecnológico, el impacto de Trump es desigual. Las empresas tecnológicas podrían beneficiarse de una flexibilización regulatoria que podría liberalizar las leyes de adquisiciones, así como de recortes fiscales que podrían aumentar el efectivo disponible para la inversión.
Sin embargo, preocupa que estas empresas, en particular los fabricantes de semiconductores puedan verse perjudicadas por los aranceles, ya que estas compañías tienen largas cadenas de suministro que dependen de China. Aunque no se espera una guerra comercial en toda regla entre EE.UU. y China, los aranceles propuestos a la importación de productos chinos aumentarían drásticamente los costes.
Por esta razón, nos decantamos por las empresas de software, ya que es probable que las firmas de este sector estén menos expuestas a los aranceles comerciales, al tiempo que podrían beneficiarse de los recortes fiscales y de un enfoque más permisivo en materia de fusiones y adquisiciones.
Sanidad
Los directivos del sector sanitario siguen de cerca la evolución de la IRA, que permite a Medicare -el programa federal de seguro médico estadounidense- negociar los precios de los medicamentos.
Los esfuerzos anteriores por vincular los precios de los medicamentos estadounidenses a las tarifas internacionales más bajas no han tenido éxito, lo que significa que las empresas farmacéuticas podrían beneficiarse si Trump opta por mantener el statu quo.
Creemos que la presidencia de Trump también podría fomentar más fusiones y adquisiciones, impulsando el crecimiento de las grandes empresas sanitarias.
Sin embargo, el posible nombramiento de Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Sanidad de EE. UU. suscita inquietudes relacionadas con su escepticismo manifiesto respecto a las vacunas. Esto podría ralentizar el desarrollo y la aprobación de vacunas.
Industria
El aumento del gasto en infraestructuras eléctricas y la deslocalización seguirán adelante bajo el mandato de Trump, ya que suelen contar con apoyo de ambos partidos.
Aunque no está claro qué aranceles podrían promulgarse, muchas empresas industriales estadounidenses dependen en gran medida de las cadenas de suministro de México y China. Los aranceles añadirían un coste significativo, lo que probablemente se traduciría en precios más altos para los clientes.
Es probable que las medidas enérgicas propuestas por Trump contra la inmigración ilegal reduzcan la oferta de mano de obra disponible en Estados Unidos. Las empresas industriales con mayor experiencia en automatización podrían beneficiarse de una mayor demanda de estas soluciones.
Mientras tanto, las limitaciones en los esfuerzos podrían ralentizar las renovaciones de viviendas y las instalaciones de energías renovables, lo que afectaría negativamente a las empresas relacionadas.
Servicios públicos
La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) ha desencadenado una oleada de inversiones en energía eólica terrestre, solar y almacenamiento en baterías en EE.UU.desde su aprobación en 2022.
Creemos que las energías renovables terrestres aún pueden encontrar apoyo. La IRA cuenta con el respaldo de algunos sectores del Partido Republicano por su contribución a la creación de empleo. Incluso sin subvenciones, la eólica y la solar terrestres son cada vez más competitivas en costes con la generación de gas.
Dicho esto, los retrasos en el cierre de centrales de carbón pueden afectar al ritmo de la demanda de nueva capacidad renovable. Además, las medidas para ralentizar las inversiones en transmisión podrían afectar al desarrollo de nueva oferta.
Consideramos que la energía eólica marina presenta un mayor riesgo debido a sus elevados costes, su dependencia de las subvenciones y del Gobierno federal para obtener los permisos de planificación.
Conclusiones
A medida que los inversores digieren las implicaciones del nuevo liderazgo estadounidense, es evidente que las políticas de Trump ofrecen beneficios limitados para los inversores orientados a la sostenibilidad.
Sin embargo, en general, sigue habiendo potencial para los inversores que consideren una estrategia de inversión ESG con oportunidades a largo plazo.
Las políticas de la nueva administración tendrán efectos variados a corto plazo en cuatro sectores -tecnología, sanidad, industrial y servicios públicos- que son populares en las carteras que prestan atención a la sostenibilidad.
Sin embargo, esto pone de relieve la importancia de un posicionamiento cuidadoso de la cartera para mitigar algunos de estos riesgos políticos.