La mayor incógnita para los mercados emergentes en las próximas semanas serán las elecciones presidenciales estadounidenses, que se celebrarán en un contexto en el que la Reserva Federal (Fed) está aplicando bajadas de tipos. La incertidumbre en torno al resultado de una contienda reñida y la falta de detalles sobre muchas de las políticas de los candidatos hacen difícil valorar lo que puede ocurrir.

También son importantes los resultados de las elecciones al Congreso. Si la asamblea legislativa quedara dividida se limitaría la capacidad del nuevo presidente para aplicar políticas. Por el contrario, una mayoría clara podría dar lugar a cambios políticos más drásticos.

Exploramos los distintos escenarios y sus posibles efectos sobre la deuda emergente (EMD), centrándonos en la influencia de la Reserva Federal y hacia dónde puede dirigirse la política comercial estadounidense.

Kamala Harris gana

Si los demócratas acaban controlando la Casa Blanca y el Congreso, podemos esperar que la vicepresidenta siga aplicando muchas de las políticas de la actual administración.Las propuestas de aumento del gasto y de los impuestos para las empresas y los hogares estadounidenses más ricos podrían estimular inicialmente la economía de EE.UU., pero acabarán por frenar el crecimiento, lo que afectará a la inversión empresarial.

A corto plazo, es posible que los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense y el dólar suban. Sin embargo, a medio plazo, los mercados emergentes podrían salir ganando conforme los inversores internacionales busquen otras oportunidades ante el menor crecimiento estadounidense, lo que se traduciría en un aumento de las entradas de capital.

Aunque cabe esperar que Harris mantenga las políticas comerciales del presidente Joe Biden, es probable que sea más selectiva a la hora de atacar a los países con aranceles, lo que provocará menos perturbaciones. Esto sería positivo para los mercados emergentes, que desempeñan un papel fundamental en las cadenas de suministro mundiales y son grandes exportadores de materias primas.

Otra variable importante será su compromiso con el cambio climático y las inversiones en energías limpias, que podrían beneficiar a los países emergentes más pobres y vulnerables.

Donald Trump gana

Si Trump asumiera la presidencia y los republicanos controlaran el poder legislativo, la economía estadounidense podría verse favorecida por estímulos fiscales, como recortes no financiados del impuesto de sociedades.

Esta situación probablemente sería inflacionista, lo que limitaría la capacidad de la Fed de recortar los tipos de interés para apoyar el crecimiento y presionaría al alza los rendimientos de la deuda pública estadounidense y el dólar.

Este es el escenario más negativo para los mercados emergentes, en un contexto de mayores costes de financiación, debilidad de las divisas emergentes y salidas de capital de las economías en desarrollo.

La política comercial del ex presidente, centrada en los aranceles, podría ser más perjudicial para el comercio mundial y profundizar una guerra comercial con China. Esto podría elevar la inflación estadounidense, lo que obligaría a la Reserva Federal a subir los tipos de interés una vez más, fortaleciendo el dólar. Probablemente se producirían salidas de flujos de inversión de los mercados emergentes.

Su apoyo al aumento de la producción de petróleo estadounidense podría hacer bajar los precios mundiales del petróleo y provocar un reequilibrio de los flujos de capital entre los países emergentes que son exportadores netos de petróleo o importadores netos.

Un congreso dividido

En los escenarios en los que ni demócratas ni republicanos obtienen el control de las dos cámaras del Congreso, el impacto sobre los activos core y los mercados emergentes es menos claro.

Si Harris asumiera la presidencia, podría tener que enfrentarse a la política fiscal y a cuestiones relacionadas con el techo de la deuda interna, un tema recurrente en las disputas entre partidos, mientras que Trump podría centrarse más en la política comercial. Además, una legislatura dividida limitaría la capacidad del nuevo presidente para aplicar políticas, excepto en asuntos exteriores y comercio (donde el líder estadounidense goza de más autonomía).

La división podría propiciar políticas más moderadas, en comparación con la victoria de un solo partido. Dependiendo de su política, esto puede ser un obstáculo o un buen ejemplo de control político.

Política comercial y proteccionismo

A pesar de la polarización de la política estadounidense, existe cierto acuerdo entre los dos partidos sobre la política comercial y, en concreto, sobre la dureza con China (que atrae a muchos votantes estadounidenses). Independientemente del resultado de las elecciones, se espera que la próxima Administración mantenga una postura más proteccionista en el comercio mundial.

Por ejemplo, la renegociación del Acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA) en 2026 se prevé polémica, independientemente de quién ocupe el Despacho Oval.

Harris puede centrarse en alianzas estratégicas y acuerdos comerciales estables, apoyando un orden internacional basado en normas. Trump podría preferir acuerdos bilaterales y alianzas más fluidas.

El papel de la FED

La Reserva Federal ha iniciado su proceso de recorte de interés. Los bancos centrales de los mercados emergentes empezaron a reducirlos incluso antes, pero el ejemplo de la FED fomentará una mayor relajación monetaria en estos mercados, lo que es positivo para la deuda emergente.

Los tipos reales de la mayoría de los mercados emergentes son superiores a los de Estados Unidos. Esto es especialmente cierto en América Latina. Es probable que, ante la moderación de la inflación en muchos mercados emergentes, sus bancos centrales se muestren prudentes, aunque oportunistas, en sus próximas decisiones sobre tipos de interés.

China también anunció medidas de flexibilización más agresivas tras el recorte de medio punto porcentual de la Fed. Entre ellas se incluyen transferencias fiscales y recortes de tipos para impulsar la demanda interna, aunque la magnitud de este cambio radical en la política china sigue siendo incierta.

Dicho esto, las elecciones estadounidenses y la revisión de la senda de tipos de la Reserva Federal siguen siendo problemas potenciales para los bancos centrales de los mercados emergentes a corto y medio plazo. En efecto, la volatilidad de los mercados y la repentina fortaleza del dólar podrían retrasar la relajación de los mercados emergentes. Una escalada de la guerra comercial bajo la presidencia de Trump también podría limitar el margen para bajar los tipos de interés.