El interés por los activos sostenibles está creciendo rápidamente. Los inversores institucionales y particulares quieren saber que su dinero se destina a un uso productivo. Al mismo tiempo, los organismos reguladores también están imponiendo requisitos medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) más estrictos a las empresas, lo que impulsa la unificación de normas y directrices en todos los mercados.
Esto ha dado lugar a un fuerte aumento de la inversión sostenible, y los mercados de bonos -como la mayor fuente de financiación en los mercados mundiales de capital público- ofrecen un canal de inversión fundamental.
Los bonos verdes, sociales, de sostenibilidad y vinculados a la sostenibilidad son ahora el centro de las estrategias de renta fija sostenible. De hecho, han pasado de apenas 260 millones de dólares en 2018 a 3 billones de dólares (a diciembre de 2022)1. Denominada colectivamente " bonos con etiqueta sostenible", esta clase de activos ofrece a los inversores una vía clave para apoyar e impulsar la transición de Asia hacia la sostenibilidad. Sin embargo, queda mucho por hacer. Según el Banco Asiático de Desarrollo, se necesita una inversión anual en infraestructuras estimada en 1,7 billones de dólares para financiar el crecimiento de Asia, abordar la pobreza y hacer frente al cambio climático en la región2.
En algunos mercados, el rápido crecimiento de las estrategias sostenibles ha creado un desequilibrio entre la oferta y la demanda, lo que se ha traducido en un "greenium" (prima verde), es decir, un menor rendimiento global de los bonos que se encuadran en esta categoría en relación con sus alternativas convencionales. Este fenómeno ha sido menos pronunciado en Asia, aunque se espera que la adopción de normas y reglamentos mundiales que rigen la inversión sostenible, como el Reglamento Europeo de Divulgación de Información Financiera Sostenible (SFDR), genere un impacto en esta situación.
Diferenciar la calidad de los bonos con etiqueta sostenible en un mercado en evolución
A pesar de estas oportunidades, creemos que los inversores en Asia deben actuar con cautela. No deben asumir que un bono, o su emisor, es "verde" sólo porque así esté etiquetado.
Cuando se emitieron los primeros bonos asiáticos con etiqueta de sostenibilidad, los principios rectores eran escasos o vagos. Sin embargo, luego se produjo un rápido aumento de la clase de activo en un contexto de evolución de las normas y taxonomías. En la actualidad, dado que los factores ESG siguen siendo un concepto relativamente nuevo en la región, todavía observamos divergencias significativas en la comprensión y adopción de prácticas sostenibles entre los distintos emisores.
En consecuencia, existe una variación real en la calidad de los bonos con etiqueta de sostenibilidad lanzados al mercado, ya que los emisores aprovechan la demanda. Aunque la mayoría se ajustan a marcos reconocidos -como los principios de los bonos ligados a la sostenibilidad de la Asociación Internacional de Mercados de Capitales o las normas de bonos verdes de la ASEAN-, existen bonos con etiqueta de sostenibilidad con estructuras cuestionables. Algunos ejemplos son la financiación de proyectos con un impacto mínimo en las operaciones de una empresa; restricciones inadecuadas para prohibir el uso no deseado de los ingresos de los bonos; y, en el caso de los bonos vinculados a la sostenibilidad, la falta de objetivos ambiciosos que vayan significativamente "más allá de la trayectoria habitual".
Los inversores que adquieren bonos con etiqueta de sostenibilidad, que se basan únicamente en la etiqueta sin realizar un exhaustivo análisis, pueden no alcanzar los objetivos deseados o, lo que es peor, pueden correr el riesgo de ser acusados de “lavado verde”.
Los bonos sostenibles son una oportunidad importante para los inversores que quieran impulsar la transición ESG de Asia.
Bonos con etiqueta de sostenibilidad: una herramienta, no un sustituto de una sólida estrategia de sostenibilidad
Mirar más allá de las etiquetas y realizar una evaluación bottom-up de los emisores es crucial para cualquier estrategia de inversión sostenible. También es necesario un conocimiento profundo de la región, ya que las empresas asiáticas se enfrentan a una gran variedad de entornos operativos, normativos y retos en materia de sostenibilidad. Muchas empresas asiáticas operan en economías que dependen en gran medida de los combustibles fósiles y deben afrontar la transición en medio de crecientes riesgos normativos y de lavado verde. Los inversores que buscan líderes en sostenibilidad deben tratar de entender si un emisor tiene una estrategia de sostenibilidad holística y ambiciosa y evaluar su credibilidad a la hora de ofrecer estos resultados. Para estas empresas, los bonos con etiqueta de sostenibilidad pueden ser una herramienta fundamental para financiar su transición.
Como ejemplo, identificamos una empresa filipina de servicios públicos en los primeros días de su transición. Tras nuestro análisis, llegamos a la conclusión de que la empresa tenía una estrategia de transición clara, sólida y con plazos concretos. Fue esta convicción en las ambiciones y planes de la empresa lo que impulsó nuestra inversión, no la etiqueta por sí sola. Desde 2019, las múltiples desinversiones en activos de carbón han hecho que la proporción de capacidad térmica de la empresa de servicios públicos disminuya significativamente pasando del 74 % en 2018 al 7 % en marzo de 2023, lo que ilustra la credibilidad de la estrategia de transición.
Bonos con etiqueta sostenibilidad como oportunidad de compromiso activo
Los inversores deben entablar un compromiso sólido y continuo con los emisores. El increíble ritmo de cambio en Asia, que abarca desde la tecnología hasta la regulación, puede dar lugar a que los datos ESG de la región sean particularmente retrospectivos. El compromiso puede ofrecer una oportunidad inestimable para el diálogo bidireccional. Por un lado, permite a los inversores comprender mejor los retos de sostenibilidad de la empresa y fomentar nuevas mejoras; por el otro, las empresas pueden entender más claramente las expectativas de los inversores y cómo abordarlas.
De esta forma, los bonos con etiqueta sostenible pueden convertirse en un catalizador útil para iniciar la conversación y apoyar la mejora de las normas ESG. Los tenedores de bonos pueden utilizar las emisiones etiquetadas existentes para fomentar una mayor transparencia por parte de los emisores, dados los requisitos de información que se esperan. Además, la fortaleza de la demanda en la clase de activo sigue despertando el interés de las empresas que desean emitir en un formato sostenible, lo que lleva a más empresas a debatir las expectativas de los inversores. Esto da a los inversores la oportunidad de participar desde el principio en la trayectoria de sostenibilidad de una compañía, permitiéndoles expresar sus preocupaciones y dar forma a la trayectoria de transición.
De cara al futuro de la inversión sostenible en Asia, los bonos con etiqueta sostenible seguirán siendo una oportunidad importante para los inversores que deseen impulsar la transición ESG en Asia. Sin embargo, la inversión sostenible en renta fija no debería reducirse a asignaciones arbitrarias a bonos de este tipo. Este es especialmente el caso de Asia, donde la calidad de las emisiones con etiqueta varía y los retos son únicos. Las evaluaciones holísticas de la estrategia y la ambición de sostenibilidad de una empresa no pueden sustituirse por una etiqueta. Para que las etiquetas tengan sentido, los inversores deben comprender lo que representan. También deben trabajar con socios que dispongan de los recursos, la experiencia y los conocimientos necesarios para relacionarse con las empresas e identificar oportunidades.
- abrdn, Bloomberg
- Asia Development Bank, 2017