En un giro radical y sorprendente, recientemente China anunció de forma oficial algunas medidas que eliminan algunas de las normas más estrictas del país en relación con el Covid. Entre ellas se encuentran la anulación de la necesidad de dar negativo en las pruebas para viajar dentro de sus fronteras, la autorización a los viajeros entrantes para evitar la cuarentena y la rebaja del Covid en la clasificación como enfermedad.
Las medidas reflejan la preocupación del gobierno por el estado de la economía como consecuencia de la política de Covid cero. Sin embargo, a pesar de esta marcha atrás, persisten varias restricciones. Los viajeros deben someterse a una prueba PCR antes de entrar en China. Y lo que es más importante, el requisito de la mascarilla obligatoria sigue firmemente en vigor. Al igual que otras naciones asiáticas, creemos que la reapertura será accidentada, con picos de infección en distintas fases, algo que empezará por las ciudades y pasando después a las zonas rurales. La última cifra de muertos confirma que los próximos meses serán difíciles. No obstante, el camino a seguir es el de la reapertura y la recuperación económica.
En general, seguimos siendo constructivos en cuanto a las perspectivas para 2023. Al margen de los recientes movimientos con respecto al Covid, las medidas de estímulo desde el inicio del segundo trimestre del año pasado se han ido abriendo paso en el sistema. Además, creemos que es probable que la política macroeconómica siga siendo fundamentalmente flexible. China tiene más margen para apoyar el crecimiento en comparación con muchas naciones occidentales debido a que sus presiones inflacionistas son relativamente bajas y están contenidas. Mientras tanto, las autoridades siguen apoyando al problemático sector inmobiliario, a través de una serie de medidas de liquidez anunciadas en los últimos meses. Esto indica que el gobierno central es consciente de los obstáculos económicos a los que se enfrenta China y está dispuesto a intervenir y proteger la trayectoria de crecimiento.
Las medidas reflejan la preocupación del gobierno por el estado de la economía como consecuencia de la política de Covid cero. Sin embargo, a pesar de esta marcha atrás, persisten varias restricciones. Los viajeros deben someterse a una prueba PCR antes de entrar en China. Y lo que es más importante, el requisito de la mascarilla obligatoria sigue firmemente en vigor. Al igual que otras naciones asiáticas, creemos que la reapertura será accidentada, con picos de infección en distintas fases, algo que empezará por las ciudades y pasando después a las zonas rurales. La última cifra de muertos confirma que los próximos meses serán difíciles. No obstante, el camino a seguir es el de la reapertura y la recuperación económica.
En general, seguimos siendo constructivos en cuanto a las perspectivas para 2023. Al margen de los recientes movimientos con respecto al Covid, las medidas de estímulo desde el inicio del segundo trimestre del año pasado se han ido abriendo paso en el sistema. Además, creemos que es probable que la política macroeconómica siga siendo fundamentalmente flexible. China tiene más margen para apoyar el crecimiento en comparación con muchas naciones occidentales debido a que sus presiones inflacionistas son relativamente bajas y están contenidas. Mientras tanto, las autoridades siguen apoyando al problemático sector inmobiliario, a través de una serie de medidas de liquidez anunciadas en los últimos meses. Esto indica que el gobierno central es consciente de los obstáculos económicos a los que se enfrenta China y está dispuesto a intervenir y proteger la trayectoria de crecimiento.
El camino a seguir es el de la reapertura y la recuperación económica.
¿Cuáles son las perspectivas para los inversores?
Las condiciones han sido extremadamente difíciles para los mercados de renta variable de China en los dos últimos años. A pesar de ello, muchas empresas han demostrado hasta ahora unos sólidos fundamentales. La media del crecimiento de los beneficios se sitúa en torno al 20%. Las valoraciones también siguen siendo bajas debido a la falta de confianza de los inversores. Creemos que una combinación de ganancias favorables y unas políticas de apoyo debería contribuir a mejorar el entusiasmo de los inversores internacionales hacia China en 2023.También hay que tener en cuenta que el posible sucesor del Primer Ministro, Li Qiang, se considera una figura favorable para las empresas. Su nombramiento podría dar lugar a sorpresas alcistas en los próximos meses. El sector del consumo ha sido el que ha sufrido los mayores contratiempos de la crisis, y vemos en él un importante potencial de recuperación. En general, creemos que no harán falta muchos factores para impulsar la recuperación del mercado de renta variable chino.
En términos más generales, vemos un futuro brillante para las empresas capaces de adaptarse a los entornos normativos cambiantes y alinearse con los objetivos políticos de los gobiernos. Estos incluyen áreas como la innovación digital, la tecnología verde, el acceso a una asistencia sanitaria asequible y la mejora de la calidad de vida. Creemos que el sector privado sigue siendo fundamental para garantizar que la economía china continúe innovando y prosperando, y que el país alcance su objetivo de convertirse en una nación "moderadamente próspera" para 2035.
Para ello, creemos que existe un fuerte potencial a largo plazo en nuestros cinco temas favoritos: aspiración, digitalización, ecología, salud y riqueza. Dicho esto, la trayectoria de crecimiento a largo plazo se enfrenta a algunos obstáculos, como la diversificación de la cadena de suministro fuera de China y el acceso restringido a tecnologías estadounidenses avanzadas. En nuestra opinión, aquí es donde nuestro enfoque de selección de valores bottom-up, basado en el análisis fundamental y la experiencia sobre el terreno, puede proporcionar una ventaja a la hora de encontrar las empresas adecuadas en las que invertir.