El cambio climático representa el reto más importante de nuestra era, provocando cambios de comportamiento e inspirando acciones concertadas.

Los gobiernos de todo el mundo están promulgando medidas reguladoras, como impuestos sobre el carbono, subvenciones a los vehículos eléctricos (VE) y planes para el desarrollo de infraestructuras ecológicas. Por su parte, las empresas se comprometen a reducir sus emisiones a cero, fijan objetivos científicos y animan a sus cadenas de suministro a adoptar prácticas más sostenibles. Finalmente, los consumidores se inclinan cada vez más por los productos sostenibles y modifican sus hábitos de consumo en consecuencia. Mientras tanto, algunos inversores abogan por la acción, prestando mayor atención a los riesgos relacionados con el clima y estableciendo normas climáticas mínimas que, a su vez, influyen en las asignaciones de las carteras. Aunque estas transformaciones plantean riesgos para los precios de los activos, pensamos que presagian una oportunidad de inversión única para nuestra generación.

El problema de algunas estrategias

Abogamos por una estrategia climática que busque rendimientos tanto medioambientales como financieros, yendo más allá de los enfoques tradicionales. En general, las estrategias centradas exclusivamente en bajas emisiones suelen basarse en datos históricos sin tener debidamente en cuenta los cambios en los modelos empresariales o los efectos tangibles sobre el medio ambiente. Del mismo modo, aunque las estrategias de bonos verdes contribuyen a financiar proyectos respetuosos con el medio ambiente, una estrategia centrada exclusivamente en bonos verdes puede adolecer de una diversificación limitada, un rendimiento inferior y duraciones prolongadas.

En efecto, estas metodologías tradicionales no abordan suficientemente las consecuencias físicas del cambio climático, ni se centran adecuadamente en la adaptación al mismo. Las políticas actuales nos sitúan en una trayectoria hacia un aumento de 2,4º Celsius de las temperaturas globales, un escenario corroborado por nuestro análisis climático. En este sentido, es probable que esta trayectoria de calentamiento exacerbe la volatilidad meteorológica y las temperaturas extremas, afectando tanto a la sociedad en general como a los valores de los activos.

El impacto en el mundo real desde la perspectiva climática

En el centro de una solución favorable está la convicción de que los resultados climáticos deben dar prioridad a la reducción de emisiones en el mundo real, apoyar la transición a una economía baja en carbono y facilitar la adaptación a los impactos inevitables del cambio climático. Cada decisión de inversión debe tomarse a través de una lente climática, lo que requiere un marco a medida. Este enfoque, junto con un conjunto de oportunidades globales y una estrategia centrada en las mejores ideas disponibles, está diseñado para producir rendimientos e ingresos atractivos.

Más allá del mundo desarrollado, la transición climática en Asia será probablemente decisiva para los resultados que se logren a nivel mundial, teniendo en cuenta el tamaño de la población de la región, el crecimiento económico previsto, su exposición a industrias con mayores emisiones y la oportunidad de saltar potencialmente las tecnologías de altas emisiones y adoptar soluciones de bajas emisiones de carbono.

Las empresas asiáticas son a menudo líderes nacionales, regionales o incluso mundiales en sus respectivos sectores, lo que podría traducirse en un impacto significativo cuando adopten trayectorias más sostenibles. Estos pioneros están dando pasos significativos en la descarbonización del mundo real, poniendo en cuestión los modelos empresariales tradicionales, siendo pioneros en tecnologías innovadoras y respondiendo de forma proactiva a la evolución de las demandas de los consumidores. Por ello, al alinearnos con estos líderes, podemos aprovechar el crecimiento del mercado climático y lograr un rendimiento superior.

Normalmente buscamos tres tipos de empresas:

  • Empresas de sectores con altas emisiones que marcan la pauta en la reducción de emisiones.
  • Empresas innovadoras que desarrollan tecnologías y productos esenciales para los esfuerzos mundiales de descarbonización. 

  • Empresas que ayudan a las sociedades a adaptarse a los efectos del cambio climático, contribuyendo así a la resiliencia climática mundial.

Al seleccionar cuidadosamente las empresas que se alinean con estos temas, no sólo tratamos de aprovechar una importante oportunidad de crecimiento, sino que también contribuimos significativamente a los esfuerzos para gestionar el cambio climático.

Invertir en bonos

Los instrumentos de renta fija, incluidos los bonos verdes y municipales, son fundamentales para canalizar fondos hacia proyectos destinados a mejorar la resiliencia climática. Por eso, una estrategia integral de renta fija debe abarcar todos los mercados -incluyendo los segmentos de grado de inversión, alto rendimiento y mercados emergentes- y apoyar a las empresas de diversos sectores en su transición hacia un futuro más sostenible y resistente al cambio climático.

En lo que respecta específicamente a Asia, un matiz adicional dentro del universo de bonos asiáticos es la presencia de grandes empresas estatales que se centran en la consecución de objetivos políticos en lugar de únicamente en los beneficios, lo que permite a los inversores en bonos la oportunidad de conceder préstamos a emisores implicados en proyectos de infraestructuras nacionales que forman parte de la estrategia del gobierno para avanzar hacia una economía con bajas emisiones de carbono. En este sentido, actualmente vemos oportunidades en Asia en el ámbito de las energías renovables, los vehículos eléctricos y su correspondiente cadena de valor, así como en las grandes empresas que están adoptando formas más sostenibles de fabricar sus productos.

Con los rápidos cambios que se están produciendo en el continente y la adopción de nuevas tecnologías, el potencial de la región seguirá creciendo. Podría abarcar una gran variedad de oportunidades, como la producción de materiales con bajas emisiones de carbono y la adaptación al cambio climático.

Selección activa de empresas

Seleccionar el tema adecuado no es más que el principio. La selección activa de compañías resulta crucial para garantizar que las inversiones aumenten realmente el valor de la cartera.

Para los inversores en crédito, la aplicación de las normas medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG) a todos los emisores requiere una cuidadosa consideración, especialmente dadas las disparidades entre los emisores de alto rendimiento y los de grado de inversión.

Los emisores de alto rendimiento, a menudo empresas más pequeñas o más nuevas, pueden no tener el lujo de contar con equipos dedicados a ESG, marcos establecidos de bonos verdes, o la capacidad de producir informes completos de sostenibilidad. En consecuencia, las empresas verdaderamente comprometidas con la sostenibilidad podrían no ser tenidas en consideración debido a su incapacidad para demostrar sus credenciales ESG de manera prominente.

VEAMOS UN EJEMPLO

En nuestro radar se encuentra un fabricante estadounidense de latas de bebidas metálicas infinitamente reciclables.

  • Hasta hace poco, esta empresa se quedaba rezagada en la divulgación de información ESG a pesar de su fuerte alineación con los objetivos de sostenibilidad, especialmente en los sectores de la economía circular y la reducción de residuos.
  • Sin embargo, en 2022, se estimó que sus iniciativas de reciclaje habían evitado 3,7 millones de toneladas métricas de emisiones equivalentes de CO2, en comparación con el uso de materiales vírgenes. Este caso demuestra que la evaluación ESG debe trascender el mero ejercicio de marcar casillas: no hay sustituto para un buen análisis exhaustivo.
  • Los inversores expertos en identificar empresas con prácticas ESG significativas, aunque con una divulgación limitada, pueden ganar invirtiendo antes que la mayoría; antes de que una mayor transparencia obtenga un reconocimiento más amplio en el mercado. Este enfoque para descubrir empresas infravaloradas con prácticas ESG sólidas, pero poco promocionadas representa sólo una vía a través de la cual tratamos de generar alfa.

Un panorama prometedor

El futuro de la inversión en cambio climático parece prometedor, impulsado por el creciente énfasis mundial en la sostenibilidad medioambiental. Dicho esto, pensamos que la creciente demanda de inversiones relacionadas con el clima no conducirá, por sí sola, a una sobrevaloración. El ámbito de la transición climática presenta un vasto paisaje de oportunidades en perpetua evolución, lejos de agotarse con los actuales niveles de interés.

Y lo que es más importante, creemos que una estrategia de inversión en cambio climático debe tener un doble objetivo: lograr un impacto climático significativo junto con una sólida rentabilidad financiera.

Además, esta inversión va más allá del mero seguimiento de tendencias. Se trata de identificar y apoyar a las empresas innovadoras que lideran la transformación de la industria y los esfuerzos de descarbonización en el mundo real. Además, debe hacer hincapié en el apoyo a empresas ambiciosas de diversos sectores y zonas geográficas. Esta estrategia abre la puerta a un amplio espectro de oportunidades, permitiendo a los inversores participar en empresas que no sólo son prometedoras en términos de rentabilidad, sino que también son fundamentales en la transición mundial hacia un futuro más sostenible.

Para mitigar el riesgo de sobrevaloración, es imprescindible crear una cartera bien equilibrada que incluya líderes en la reducción de emisiones, innovadores en tecnología y contribuyentes a la adaptación al cambio climático. Esta estrategia diversificada garantiza la resistencia frente a una posible sobrevaloración en una sola región, sector o clase de activos, repartiendo la exposición entre las diversas facetas de las oportunidades climáticas.

Conclusión

El ámbito de la transición climática se caracteriza por su naturaleza dinámica, impulsada por los avances tecnológicos, los cambios en el panorama normativo y los cambios en el comportamiento de los consumidores. Estos elementos fomentan colectivamente un conjunto continuamente renovado de oportunidades de inversión.

En consecuencia, confiamos en que el ámbito de la inversión en cambio climático mantenga su vitalidad y potencial de crecimiento e innovación, haciendo improbable la perspectiva de una sobrevaloración debida únicamente al aumento de la demanda.